El yoga no ganó una popularidad generalizada en Occidente durante el período del comercio con las Indias Orientales, a pesar de siglos de interacción entre Europa e India, por varias razones:
- Actitudes Coloniales y Orientalismo: Durante el período del comercio con las Indias Orientales (siglos XVII a principios del XIX), las interacciones europeas con India fueron mayoritariamente comerciales y coloniales. El enfoque principal de los europeos era la explotación económica, la dominación política y la extracción de recursos. Las prácticas espirituales indias, como el yoga, a menudo se descartaban o se malinterpretaban a través de una lente orientalista que presentaba las culturas no occidentales como exóticas, irracionales o inferiores. Estos prejuicios coloniales dejaron poco espacio para un interés genuino o un respeto por las tradiciones filosóficas y espirituales indias.
- Falta de Curiosidad Intercultural: Los comerciantes, misioneros y administradores coloniales europeos estaban más enfocados en sus objetivos económicos y políticos que en involucrarse profundamente con las tradiciones culturales o espirituales de la India. Mientras que ciertos elementos de la cultura india, como los textiles, las especias y otros bienes, eran valorados, los aspectos filosóficos y espirituales, como el yoga, se consideraban irrelevantes para la vida europea de la época.
- Malentendidos sobre las Prácticas Yóguicas: Las prácticas físicas y espirituales del yoga a menudo se percibían como extrañas o incluso amenazantes para los misioneros cristianos y los observadores occidentales. Los primeros encuentros con yoguis llevaron a malinterpretaciones, y algunos los veían como ascetas practicando la negación personal o místicos realizando actos mágicos, en lugar de como practicantes de una disciplina filosófica y espiritual sofisticada. Este malentendido, combinado con los prejuicios religiosos, hizo que el yoga pareciera incompatible con los valores occidentales.
- Acceso Limitado al Conocimiento Yóguico: A diferencia del siglo XIX, cuando figuras como Swami Vivekananda viajaron activamente a Occidente para difundir el conocimiento sobre el yoga, durante el período del comercio con las Indias Orientales hubo pocos esfuerzos sistemáticos para explicar o compartir las enseñanzas del yoga con las audiencias occidentales. La mayoría de los intercambios de conocimiento estaban controlados por eruditos europeos o misioneros que no comprendían bien los fundamentos filosóficos y espirituales del yoga. Como resultado, la interacción profunda con los textos, la filosofía o la práctica del yoga fue limitada.
- Prioridad en Bienes Materiales sobre el Intercambio Intelectual: La Compañía de las Indias Orientales y otras potencias coloniales priorizaban el comercio de bienes materiales por encima del intercambio intelectual o espiritual. La interacción cultural durante este período era unilateral, y la India se valoraba más por sus productos que por sus contribuciones a la filosofía o las prácticas de bienestar.
- Ascenso del Racionalismo Occidental: Durante los siglos XVII y XVIII, Europa occidental experimentó la Ilustración, un período que enfatizaba la razón, la ciencia y el secularismo sobre la espiritualidad y el misticismo. Este clima intelectual hizo que los pensadores occidentales fueran más reacios a prácticas como el yoga, que podían percibir como esotéricas o anticientíficas.
Sin embargo, para el siglo XIX, el clima intelectual había cambiado, y las audiencias occidentales comenzaron a explorar espiritualidades y filosofías alternativas, en parte como reacción al materialismo y la industrialización de la época. Figuras como Swami Vivekananda tendieron un puente entre Oriente y Occidente, ofreciendo enseñanzas accesibles que se alineaban con el creciente interés en el bienestar personal y la espiritualidad. Este cambio cultural, junto con una creciente curiosidad intelectual sobre las tradiciones no occidentales, preparó el terreno para la eventual popularidad del yoga en Occidente.